¿Y dónde puedo…? ¡Ah sí, en el 7-eleven!

¿Y dónde puedo…? ¡Ah sí, en el 7-eleven!

Cambiamos de tercio, hoy la cosa va de las 便利商店 biànlì shāngdiàn o convenience stores, esas tiendas en las que se puede resolver el 85% de los problemas del día a día viviendo en Taiwán. Estoy hablando de las cadenas de tiendas que abren 24h y se resisten a cerrar incluso con alerta de tifones y que están ahí para ponértelo fácil.

Desde mi primera semana ya se fraguó una buena amistad con el 7-eleven que me solucionó muchos problemas que empezaban por «¿y dónde puedo…? » y terminaban resolviéndose casi solos: «Ah sí, claro, en el 7-eleven

Mis primeras tomas de contacto fueron comprando noodles instantáneos cuando ya se había hecho tarde y había pasado la hora local de cenar. Fue el sitio en el que ya desde mi primera semana no tardé en distinguir cuáles iban a ser mis tentempiés favoritos para llevar: los onigiri japoneses y los bollitos rellenos al vapor. También descubrí que en sus neveras había infinitas opciones de bebidas, casi todas azucaradas. La primera vez que las abrí, entre tés, zumos, leches y bebidas de yogur subidas de terrón de azúcar me costó encontrar un té frío que no estuviera dulce.

Fue el lugar al que acudir cuando sabía que no llevaba dinero suelto porque aprendí que en casi todos los 7-eleven encontraría un cajero automático, el famoso ATM. Cambiar el hábito de pagar todo con tarjeta era en sí mismo otro nuevo hábito al que adaptarme porque en no pocos sitios esta isla prefiere el billete al dinero de plástico.

En el 7-eleven imprimí todo tipo de cosas, desde documentos a fotos de carné, pasando por billetes de tren idénticos a los que me darían en la taquilla de la estación. Se volvió un hábito comprar café para llevar por las mañanas allí o entrar para añadir saldo a mi easycard.

Los 7-eleven no eran los únicos en la ecuación, muy pronto también descubrí a su competencia: Family Mart 全家, Hi-Life 萊爾富 y OK Mart. No existían quinientos metros seguidos sin ellos ni acera sin sus logotipos asomados, no existía hora del día en la que uno de ellos no pudiera solucionarme un problema.

Con ellos descubrí que iban a estar ahí para salvar mi cena cada vez que se me hiciera tarde estudiando y se me pasara la hora local de cenar y ya hubiesen cerrado todas mis mejores opciones. Confieso que eso pasó muchas veces porque pretender cenar más allá de las ocho era una fantasía mental. Descubrí que antes de un viaje también podía ser muy práctica su zona de droguería, esa cosa básica que a última hora me podía faltar en la maleta probablemente estaría allí en algún estante esperando a que fuera a por ella.

Recuerdo que cuando me tocó ir a pagar nuestra factura de electricidad del piso descubrí que el 7-eleven también era el sitio para hacerlo. Descubrí que también se podían recoger y enviar paquetes, pagar impuestos, y que cada dos meses, cuando comprobara mis tickets y me diera cuenta de que me habían coincidido los tres últimos dígitos de uno de ellos, era tan sencillo como ir allí a cobrar el premio de la lotería.

Más tarde también descubrí sus huevos cocidos en té y el autoservicio de agua hirviendo para sentarte en sus mesas a comer unos noodles recién hechos o que cualquier plato se podía calentar ahí mismo. Más adelante también encontré allí dos de mis grandes favoritos, cuando tenía hambre y prisa, el bollito al vapor relleno de taro y las batatas al horno me daban siempre una pequeña gran alegría.

Descubrí que efectivamente su nombre no era casualidad, eran convenientes, siempre o casi siempre, me pasara lo que me pasara, era conveniente tener alguna biànlì shāngdiàn cerca. Eso sí, esta «conveniencia» existe a costa de una cara B que conlleva un evidente impacto medioambiental pero, que no cunda el pánico, parece que ya podemos celebrar que se empieza a trabajar en ello!

En fin, seguro que cualquier cosa que hubiese necesitado podría haberse solucionado allí. Bueno, todo excepto comprar mascarillas, que ya hablaremos de esa misión imposible más adelante.

*A mi también me encanta la foto de hoy pero esta no es mía. (Photo by © Lisanto 李奕良)

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