象山 Xiàngshān

象山 Xiàngshān

Xiàngshān me parece una gran elección para estrenar nueva sección en la que empezar a hablar de los imperdibles de Taipei.

象山, Xiàngshān o Elephant Mountain, las tres son lo mismo. Un lugar imperdible y para subir más de una vez. Todas las que se pueda. Después de subir todos esos escalones de piedra, de parar varias veces muerta de calor (no nos olvidemos del calor húmedo que seguía por allí), vi que se acercaba el final, vi aquella piedra enorme, 象山 tallado bien grande y pintado en rojo. Nada más dejar atrás la roca, subir los últimos diez escalones o los que fueran, sé que eran pocos, y girar la cabeza sentí que cien escalones más no me habrían importado demasiado si hubiera sabido lo que iba a encontrar allí, al final de las escaleras, arriba del todo.

Esta montaña es simplemente espectacular no sólo por sus vistas, es espectacular por la experiencia de subirte a alguna de sus seis rocas gigantes para disfrutar del skyline de Taipei sentada en lo alto de ellas. Espectacular por el sabor de boca que te deja, por el sudor que te hace olvidar. Por lo menos a mí me lo hizo olvidar la primera vez que subí y que tanto calor hacía. En realidad todas las veces que subí me hizo olvidarme de los escalones de antes, del calor, del frío, de lo que fuera que me estuviera incomodando cada vez que llegué hasta allí arriba.

Ojalá la hubiera tenido más cerca para haber disfrutado de más amaneceres sentada en esas rocas sin tantos ríos de gente yendo, viniendo, posando para sus fotos. O haber podido ver más atardeceres, quedándome sin luz para cambiarlo por un horizonte iluminado con fondo azul oscuro, casi negro. Pero la verdad es que querer disfrutar de esa hora del día sin un ir y venir constante de gente era prácticamente soñar despierta.

Cuando subo a un sitio así, a una cima, me siento tan bien… Me siento llena, se me cargan las pilas, me hace sentirme mucho mejor que cuando estaba ahí abajo a punto de subir esas escaleras. Siempre pienso que hay que quedarse con aquello que te da energía, no con lo que te la quita. La montaña es eso para mí: pura inyección de energía.

Las ciudades con montaña en pleno corazón son mis favoritas y las que siempre acabo eligiendo para escaparme a vivir una temporada. Las elijo o me eligen, pero esta ya es la segunda ciudad así en la que he vivido y no creo que sea casualidad. Las ciudades con montaña vibran de otra manera totalmente diferente y por lo menos conmigo, conectan mucho mejor.

En pocas palabras, Elephant Mountain ha sido sencillamente especial en mi vida.

*A mi también me encantan las fotos de hoy, pero estas no son mías.

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