Visitando Dànshuǐ 淡水

Visitando Dànshuǐ 淡水

Entre tanto estudio había que crearse burbujas de oxígeno así que, yo seguía echándome la mochila a la espalda para descubrir más partes de mi nueva ciudad.

Seguía investigando el plano de metro para ver hasta qué límite podía llegar con mi easycard. Al final de la línea roja, a unos cuarenta minutos del centro de Taipei, estaba 淡水 Dànshuǐ (también conocido por su nombre occidentalizado Tamsui), una localidad del norte de Taipei con mucha historia detrás. Por su ubicación estratégica, fue durante muchos años una de las zonas de defensa de la parte norte de Taiwán y también una de las más comerciales.

Investigando un poco antes de ir, descubrí que fue colonia española en el siglo XVII. Allá por el año 1626 las manos españolas dejaron tras ellas la Fortaleza de Santo Domingo pero, antes de que el territorio cambiase de manos y cayera en las holandesas, la Fortaleza se destruyó y se reconstruyó más tarde bajo el nombre de «Fuerte de San Antonio». A día de hoy, los taiwaneses siguen llamándola por el nombre originario que le dieron los españoles.

Además de poder pasear por su antigua calle repleta de puestos de comida, con la oferta gastronómica de todo buen night market taiwanés que se precie, esta zona de Taipei era como un soplo de aire fresco. Era una escapada para estar más cerca del mar, aunque lo que veíamos realmente desde cualquier punto desde el que se viese agua, era el río Tamsui que teníamos en frente y que desembocaba en el Estrecho de Taiwán.

La primera vez que recorrí la linea roja de metro para llegar hasta aquí hacía un calor terrible, ese húmedo que te pega la ropa a la piel como un imán. Al llegar sólo veía gente acalorada y manos con vasos de bubble tea para apagar momentáneamente el fuego del cuerpo. Así que yo hice igual, no pude resistirme a la solución local, allá que fui a por un buen vaso de zhēnzhū nǎichá para caminar con vistas al azul del río.

Para todos los que vivíamos en el centro de Taipei, Tamsui es una excursión de un día que te renovaba, y muchos taiwaneses la usan a menudo para darse un respiro y pasar un día fuera de los asfaltos y los rascacielos del núcleo urbano que sólo tienen agua en los chorros de sus fuentes.

Y yo me pregunto, ¿por qué necesitamos tanto alejar la vista y ver mar? Yo, ese día, viendo un horizonte con agua sentí como si me pasara un cubito de hielo por la piel, me calmó y me refrescó la mente.

Gracias a que mi easycard me dejaba usar el sistema de alquiler YouBike, yo sólo sé que volví como nueva a Taipei después de pasearme en bicicleta por allí.

Bastó con montar un poco en bici, salir de lo que ya conocía y sentarme a ver cómo atardecía sobre el agua para que unas cuantas horas se convirtieran en medicina. Sólo con ver un poco de agua en calma, Tamsui fue pura desconexión.

*Foto propia (Photo by © Halfasianpía)

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