Un estallido de placer

Un estallido de placer

Estamos de vuelta con un tipo de domingo que creo que ya se echaba de menos. ¿Cómo no iba yo a dejar libre un domingo para hablar de ellos?

Bienvenidos a los foodie sundays, queridos 小籠包 xiǎo lóng bāo. Pasad, pasad, cuidado no perdáis líquido al sentaros.

Estas pequeñas maravillas de la gastronomía china no podían tardar en aparecer por aquí porque además fueron de las primeras cosas que me di prisa en volver a comer nada más llegar a Taipei.

Los 小籠包, según parece originarios de Shanghai 上海, empezaron a causar furor internacional cuando la cadena de restaurantes taiwanesa Din Tai Fung 鼎泰豐 empezó a especializarse en ellos. Hizo de ellos una necesidad, algo que nadie puede irse sin probar si se tiene uno de estos restaurantes cerca. Su fama da vueltas a todas las manzanas de la calle y si hay algo que no vi que faltara en ninguna mesa de su clientela eran justamente las vaporeras de bambú con ellos dentro esperando a recibir los halagos de unos comensales deseosos de probarlos.

Estando en la ciudad donde se empezó a expandir su reconocimiento internacional no podía dejar de sentarme a probarlos.

No me extraña que hayan atravesado fronteras y conquistado paladares por todo el mundo, sólo hay que ver trabajar al equipo en cadena para ver cómo consiguen esa masa tan fina, el peso exacto de relleno, una buena dosis de caldo y el remate final de los 18 pliegues hechos con dedicación y experiencia listos para pasar por la sesión de vapor.

Igual que me enseñó cómo usar los palillos para comer desde muy pequeña, hace muchos años mi padre me enseñó cómo comerme estos bollitos para no quemarme. Sólo hay que sujetarlos por arriba con los palillos, apoyarlos sobre la cuchara de cerámica, darle un pequeño mordisco a la masa por abajo y soplar un poco antes de beberse la sopa que empieza a salir sobre la cuchara. Voilà!

Eso sí, en Din Tai Fung hay algo que no se puede esquivar, la cola de espera es igual de famosa que su plato estrella. Aunque si vuelvo, admito que… Volvería a esperar para que me abrieran otra vez esa vaporera sobre la mesa.

*A mi también me encantan las fotos de hoy, pero estas no son mías.

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