Un día en Taitung

Un día en Taitung

Turno para la costa este: la menos poblada, la más verde y la más salvaje.

Desde el sur más al sur de Taiwán era hora de ir subiendo por la costa este. La primera parada fue Taitung 臺東. De esta ciudad tengo un recuerdo agridulce porque me fui de ella con la rabia de no haber podido saborearla mucho mejor. Siete días para una ruta circular por la isla obligaban a recortar por algún sitio y esta ciudad se llevó la peor parte sin que se lo mereciera.

La ciudad de los globos aerostáticos es ese tipo de ciudad a la que si sólo le dedicas un día, te irás sin haberle dado la oportunidad de que te enseñe mucho de su encanto. Un día quizás sea mucho para darte una vuelta por su zona más céntrica pero es muy poco para ir más allá y conocer el Bosque nacional de Dulan, para aprender más sobre sus profundas raíces culturales, más de la historia de las tribus indígenas que viven en este lado de la isla o para hacer un circuito en bicicleta bordeando campos de arroz. Esas son algunas razones por las que querría volver a Taitung la chica que encuentra la calma entre lo verde y un buen pedaleo liberador.

Un día se quedaba corto para dar abasto con tantas cosas de la lista, pero sí que dio tiempo para hacer algunas otras. Tiempo para ver atardecer en la playa, tiempo para ponerle cara a la histórica casa que sobrevivió en 2016 al tifón Nepartak que no pudo con su robusto esqueleto. Tiempo para caminar por uno de los parques de la ciudad, para hacer cola para cenar uno de los mejores guàbāo 割包 que me he comido en un night market. Tiempo para el Railway Art Village y su vagón de tren. ¿Qué tendrán los vagones de tren abandonados que levantan tanta pasión? Lo reconozco, yo soy una más a la que le encantan, me parecen magnéticos e increíblemente fotogénicos.

*A mi también me encanta la foto de hoy pero esta no es mía. (Photo by © Kuan Liao)

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