¡No tires el ticket!

¡No tires el ticket!

Junto con tirar la basura había otro hábito que estaba deseando añadir a mi cartera de nuevas costumbres.

Me tocaba hacer crecer a un Diógenes que no llevo dentro para acumular todos los tickets de mis compras durante dos meses. Ese era el nuevo hábito.

«¿Y por qué querrías hacer ahora eso?» Esa era la gran pregunta de Pepito, el pobre, que ya lleva años acostumbrado a que quiera hacer cosas inexplicables aún no daba crédito. Lo que él no sabía es que había una razón perfectamente lógica y justificada.

El gobierno de Taiwán hace ya años instauró un sistema de lotería nacional para ayudar a combatir la economía sumergida y frenar la evasión fiscal. Cada ticket de cualquier comercio registrado tiene una numeración arriba de ocho dígitos que puede ser premiada.

Este sistema está abierto a todo el mundo, locales y turistas. Yo, sintiéndome una local integrada más, quería ser parte de esto y por supuesto iba a guardar religiosamente todos mis tickets durante meses. Confieso que esto me hacía la misma ilusión incomprensible que bajar a tirar la basura.

«Qué tontería, si no te va a tocar nada…» «Calla Pepito, calla. Tú recuérdame que no tire los tickets y espera a que comprobemos los números. Hazme caso tú a mí por una vez y deja de ir de sabiondo, que de esto he leído yo más que tú.»

Cada dos meses el Ministerio de Finanzas publicaba la resolución de los números premiados y tengo que decir que, a mí, que nunca he sido una persona de lotería, me parecía muy emocionante sentarme a comprobar los números de mis tickets uno a uno.

Pues resultó que Pepito esta vez no tenía razón. Cada dos meses tuve la suerte de que me coincidieran los tres últimos dígitos de un ticket. Eso estaba premiado con el valor más pequeño, 200NTD, equivalente a unos 6€.

Todas las veces que me senté a comprobar los números pasaba lo mismo. Pepito, que ya se había echado la manta encima para abandonarme al vigésimo ticket sin coincidencias… «¡Toma! ¡Eh Pepito, despierta, que éste sí!»

Tengo mi ticket premiado y ¿ahora qué? Y como no hay nada que no se pueda hacer en un 7-eleven, hasta los premios de menos de 1000NTD de esta lotería se podían cobrar allí. Así que allí que fui, enseñé mi documentación y entregué el ticket premiado con mis datos rellenos en el dorso.

Sí, hubo días que no entré al 7-eleven ni a pedir café ni a recargar mi easycard… Fueron los días de cobrar la suerte 🙂

*A mi también me encanta la foto de hoy, pero esta no es mía.

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