Voy a aprovechar este parón que ha tenido el blog para hacer un paréntesis de Pía’s behind the scenes. Una sección que ya sabéis que adoro.
Este blog cuenta una etapa de mi pasado, una experiencia importante para mí y una historia que necesité lanzarme a vivir yo sola. La cuento lo más fielmente que sé porque quiero que sea mi historia tal cual la viví desde mis entrañas y desde mi forma de ser.
Pero vayamos al hándicap que tiene escribir sobre una experiencia pasada, porque tengo que reconocer que cuesta escribir sobre muchos momentos que ya has vivido, que ya has podido dejar madurar y que ya se han asentado.
No voy a negar que a veces me cuesta traer a la mente y luego bajar a mis manos ciertas experiencias, y sobre todo ciertas emociones. No voy a negar que cuesta escarbar para recordar los hechos tal y como los viví, aunque, en general, tengo suerte de acordarme bastante, bastante bien.
A veces cuando me siento a escribir pienso: «oye, qué fácil sería dejar de contar esta historia, mañana mismo lo dejo.» Pero, hay algo que me mantiene aquí, hay algo de escribir sobre el pasado que me mantiene enganchada y que me hace seguir queriendo contar mi historia aunque tarde más de lo que tenía previsto.
Admito que a veces cuesta abrir la puerta a cosas cuyo capítulo ya has cerrado, a cosas que ya no están aquí, a cosas que te causan nostalgia y que te duele recordar lo lejos que se han quedado.
Es verdad, hay algo en todo esto que me gusta tanto que me hace no dejarlo. Es verdad que escribir sobre esta etapa me ayuda a cerrarla de una forma mucho más madurada, me ayuda a reflexionarla y a aprender mucho más sobre todo lo que me trajo a un nivel personal. Me ayuda a no permitirme pasar de puntillas sobre todo lo que viví, como si sólo hubiera sido una nube en el cielo que un día está y al otro no hay ni rastro de ella.
Escribiendo sobre todo esto me he dado cuenta de lo muchísimo que me ayuda a ver con perspectiva y distancia todas las cosas que ocurrieron, y para mí, es importante darme cuenta de lo muchísimo que ayuda pararse un poco en el pasado a pensar.
Además, hay algo que me parece bonito, muy bonito, de escribir así del pasado desde el presente, y es, verme a mí misma desde la mirilla, ser una espectadora de mí misma, como si pudiera sentarme en el sofá a ver una película que dura meses, lista para comentarla con libreta y lápiz.
Escribiendo sobre el pasado, hablo de mí desde la lejanía, desde miles de kilómetros de distancia y muchas veces, hasta desde la frialdad de ya no estar allí. Eso hace que muchas veces cuando estoy escribiendo un post piense: «¿Y por qué no hice tal y cual en aquél momento?»
Ante este tipo de preguntas, siempre hay un pequeño personaje dentro de mí que se despierta de su siesta para iluminarme: «Recuerda que la que escribe eres la tú de hoy, y la que lo vivió es la tú de ayer.» «No tienes que cambiar el pasado, sólo contarlo»
«No te juzgues, míralo y aprende.» «Pero… Ni se te ocurra juzgarlo.»
«¿Pero, por qué? Si es verdad que eso lo podría haber hecho de otra manera…»
Y aquí viene una de las respuestas demoledoras de Pepito que no admite réplica y que me deja bien calladita: «No lo juzgues porque sólo pierdes el tiempo.»
«¿Quieres una respuesta? Lo hiciste bien, lo hiciste muy bien. Hiciste justo lo que creías que tenías que hacer en cada momento y eso está, simplemente, muy bien. Así que hazte un favor y pon un punto detrás de ese muy bien que te acabo de decir.»
Así que, así hice y sigo haciendo: «Muy bien, PUNTO.» Porque, como bien le gusta recordarme a Pepito: «Tus historias son algo incambiable, pero reflexionable.»
De las cosas que más me gustan de escribir sobre el pasado en el presente es poder encontrar momentos en los que sentirme orgullosa de mí y decirme: «qué bien lo hiciste ahí, qué bien manejaste eso al final.» Y también lo contrario, porque lo que fue menos genial no se libra, también me encanta ver lo que me costó hacer, entender por qué me costó y desgranarlo desde mi silla mientras escribo y lo recuerdo.
Y voilà! Todo esto es parte de la respuesta a por qué este blog sigue y seguirá dando guerra hasta que le ponga la guinda final. Back on track. ¡Vamos allá, que esto sigue en marcha!
*Foto propia. (Photo by © Halfasianpía)