Cerrando el círculo, de vuelta a Taipei.

Cerrando el círculo, de vuelta a Taipei.

Así se acabó la semana de descubrir a grandes pinceladas Taiwán. Por supuesto que aún quedaban muchos más destinos pendientes pero los guardé para más adelante. Desde Hualien un bus de vuelta a la capital volvió a poner en el foco de mi mente el objetivo de esta experiencia: seguir aprendiendo mandarín y zambullirme en los caracteres tradicionales, adentrarme en los orígenes.

Era domingo. El domingo 1 de septiembre del año pasado. Nada más pisar Taipei mi cabeza me recordó su check list y recorrió conmigo las casillas a las que le faltaban un tic, las cosas que dejar cerradas antes del lunes. Lo primero era volver al piso, firmar el contrato y empezar a instalarme.

Durante la semana de viaje habían salido los resultados de las pruebas que hice al llegar. Ya estaba todo listo para el lunes, sólo faltaba que fuera lunes.

Antes de que se hiciera lunes había que disfrutar de Taipei cerrando el día con otro gran atardecer, un atardecer imperdible, el de Xiàngshān 象山 o Elephant Mountain. Para mí es un sitio tan especial, tan bonito, tan mágico, tan característico e icónico que lo dejo para un post único que vendrá muy pronto.

Ya sólo quedaban horas para empezar la no vuelta atrás. Ante los retos que me pongo a mí misma sé que el día anterior se me revuelve el estómago. Mi cabeza siempre necesita tranquilidad, estructura y organización el día de antes y aún así sé que me bailarán los intestinos de camino. Pero Pepito estaba allí, como siempre. Estaba allí para frenar mis anticipaciones, para quitarme presión, para decirme que confiaba en mí. «No te olvides,» me dijo, «no te olvides de que no hay nadie mejor que tú que sepa de lo que eres capaz así que baja las revoluciones y frótate con el trapo por encima para sacar el brillo que a veces no ves.»

«Pepito, gracias por nunca dejar de tenderme tu mano cuando siento que me flaquean las piernas.» Me aferré al positivismo de mi conciencia y confié en él.

Me llevé conmigo la fuerza del «puedo porque CREO que puedo.» La fuerza de la perseverancia, la fuerza de la pasión por algo que te gusta, la fuerza de la valentía y de la autodisciplina, la fuerza de mis valores, la fuerza de mirar hacia adentro y no hacia afuera. Las guardé todas juntas y las metí entre mis cosas que me llevaría el lunes.

Ahora ya sí, con esto ya estaba lista para el lunes, para la primera semana, para el primer mes, para todo lo que viniera. Que venga lo que quiera, que estoy lista. Que estaba lista y con muchas ganas de empezar esto.

*Foto propia. (Photo by © Halfasianpía)

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